La inflación argentina sorprende a Brasil, que hoy sigue un modelo peronista

La trayectoria de reducción inflacionaria en Argentina está sorprendiendo a quienes aún no han comprendido la profundidad de los cambios que ocurrieron desde el primer día del nuevo gobierno. Fue, en muchos aspectos, una refundación del modo en que el Estado concibe la macroeconomía. El proceso no está terminado, todavía está en marcha, y en realidad no se puede descuidar.

Brasil se asombra sin razón. Se escandaliza con el deterioro de su situación interna mientras repite, casi al pie de la letra, los mismos pasos que dieron Alberto Fernández y otros presidentes peronistas que jamás llegaron a entender el desastre de la emisión monetaria sin control. Un infantilismo económico que llevó al país a años de crisis, estancamiento y pérdida de competitividad global.

Soy Ricardo Gurgel, ingeniero y buceador en la escuela austríaca de economía desde hace ya varios veranos. Y digo con total franqueza: me impresiona que tantos economistas brasileños se sorprendan con el avance argentino. Empiezo a dudar de la formación de muchos de ellos... y también de las facultades donde estudiaron. Yo mismo dejé mis convicciones registradas en publicaciones en Twitter/X, donde ya señalaba con claridad que las medidas adoptadas me llevaban a considerar inversiones en el ETF argentino.

La reciente baja inflacionaria fue totalmente inesperada para quienes desconfían de la escuela austríaca, corriente económica que inspira el programa del actual gobierno argentino y que, hasta ahora, ha demostrado resultados concretos. Sin embargo, esta escuela no suele ser bien vista por gobiernos que prefieren nombrar aliados políticos en todos los cargos económicos. Por eso, la mayoría la rechaza sin ni siquiera estudiar sus fundamentos.

Contra todos los pronósticos de descontrol de precios —como repetían los pseudoanalistas y economistas keynesianos, una línea que personalmente solo veo equivocarse—, la salida del CEPO (una de las muletas para controlar artificialmente el dólar, con efectos colaterales nocivos) marcó el comienzo de un cambio profundo. Hoy, Argentina se acerca a un nivel inflacionario que no veía desde hace cinco años.