La marcada diferencia de audiencia entre una radio pro-mercado y otra que defiende un Estado fuerte
- Ricardo Gurgel

- 20 de set.
- 4 min de leitura
No sirve de mucho presentar números de encuestas radiales que tratan de situaciones que siempre hemos cuestionado. No pongo en duda la integridad de las encuestas, sino su eficacia. Durante años, los encuestadores han preguntado: “¿Qué emisora escuchás? ¿En qué horario? ¿Qué días de la semana? ¿De qué color son las medias de tu locutor?”. Por supuesto, las preguntas se basan en estudios y suelen estar bien formuladas. Pero es innegable que el método está sujeto a incontables factores de distorsión, muchos de ellos involuntarios por parte de los entrevistados. Personalmente, no considero este tipo de datos muy confiables; esa es mi visión particular.
Existen, sin embargo, maneras periféricas de medir la audiencia que ofrecen una precisión cuantitativa mucho mayor. Los paneles de streaming son un ejemplo claro. Ni siquiera se trata de una encuesta: es una medición en tiempo real de la audiencia instantánea. No hay dudas sobre si había “alrededor de 10.000 o 50.000 personas” a las 10:53 de un miércoles. Lo que tenemos son datos exactos: “18.578 IPs estaban conectadas al programa a las 10:53, y a las 10:59 ese número ya había llegado a 19.051”. Eso es un termómetro directo, no una estimación vaga sin instrumentos de medición. En los streams de audio y video, como en YouTube, los números son verdades crudas.
Aun sin comparaciones oficiales entre radios de alcance nacional como Jovem Pan y CBN, basta con mirar YouTube: si una tiene 100 veces más espectadores que la otra allí, cuesta creer que en la radio esa relación se invierta, al punto de que CBN supere a Jovem Pan. Más aún: ¿tiene sentido imaginar que una diferencia de 100 veces en YouTube se traduzca en solo un 10% o 20% más de oyentes en la radio? O peor: ¿que las encuestas coloquen a CBN por delante? Eso, como mínimo, da motivos para arquear una ceja.
Con todas las salvedades, descuentos y “qué pasaría si”, no existe un coeficiente de reducción que me haga creer que CBN siquiera se acerque a Jovem Pan, al menos en la franja informativa del mediodía a las 14 h. La diferencia es prácticamente de 100 veces en audiencia. Este fenómeno refleja la misma lógica de audiencia que siguen redes como Mitre en Buenos Aires o Fox News en Estados Unidos. Tengo muchas reservas respecto a Fox: el “factor pasión” suele pesar demasiado, lo que lo convierte en un modelo que no adoptaría. Pero es innegable que, en el caso de Radio Mitre, existe un equilibrio más consistente: se alinea con el perfil liberal de su audiencia, pero sin ocultar fallas ni convertir a los políticos en dioses.
Un baño de realidad
Marcador 18/09, 13:05 h:
Radio Jovem Pan – Pro-mercado (79.426) vs. CBN – Estado de bienestar (835)

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La diferencia entre la investigación declarativa, basada en entrevistas y sujeta a distorsiones, y las métricas directas de audiencia, como el streaming y YouTube, que ofrecen registros objetivos libres de sesgos de respuesta, es marcada y reveladora.
Como he explicado en otras ocasiones, la radio hablada centrada en debates, deportes y noticias suele operar bajo una paradoja: las emisoras ofrecen exactamente lo que la audiencia busca —debates, deportes y noticias—, pero con frecuencia desde una perspectiva desconectada de esa misma audiencia. El pensamiento predominante entre los profesionales del periodismo, fuertemente influenciado por referencias marxistas, es tratado como si fuese una gran virtud. Sin embargo, sería más honesto admitir que hipótesis inaplicables no pueden llamarse verdaderamente teorías, especialmente cuando las llamadas “virtudes sociales” jamás se materializaron en la vida de sus propios formuladores “virtuosos”.
El resultado es un desajuste claro: de un lado, una audiencia apasionada por los números, las noticias y el deporte; del otro, esa misma audiencia en gran parte favorable a reducir la carga de impuestos de bajo retorno y aliviar la asfixia burocrática impuesta por el Estado, un Estado tantas veces glorificado por la mayoría de los periodistas. No es ningún secreto que las emisoras que optan por una postura pro-mercado terminan dominando las mediciones, mientras las demás se quedan con resultados magros. Esto ocurre por falta de una investigación mínima y por la incapacidad de reconocer que, en la práctica, están alejando a la audiencia que deberían conquistar. La ironía es que ese público, supuestamente “alineado” con la mentalidad periodística hegemónica, muchas veces prefiere programas de entretenimiento, música o, en muchos casos, simplemente deja de escuchar radio.
Sobrevivir
Lamentablemente, el principio liberador de no estar encadenado a los políticos y al Estado —defendido por los pro-mercado— suele ser demonizado en muchos programas académicos. En esos ámbitos, las ciencias exactas también son sutil o abiertamente desacreditadas. La mentalidad hegemónica de hostilidad hacia el capitalismo y la fascinación por teorías comunistas están muy presentes en la formación de la mayoría de los profesionales.
Muchos no desarrollan aprecio por los números y, en cambio, se dejan seducir por la retórica poética de Cuba o Venezuela. Pero ese tipo de seducción no es una trampa que engañe a la mayoría de los pequeños comerciantes, de los microemprendedores, ni a la inmensa masa que enfrenta batallas injustas y todavía tiene que tragar en seco al ver por televisión al gobierno subsidiar grandes corporaciones mientras aprieta la carga impositiva sobre su pequeño negocio. Al mismo tiempo, aumenta sin freno los supersalarios en sectores estatales, revienta las cuentas públicas y luego pone cara de llanto para justificar más impuestos y “negociar políticamente” la aprobación de proyectos que, en muchos casos, están justamente diseñados para recaudar más.
Y aun así, muchos periodistas celebran abiertamente la expansión del Estado, la proliferación de empleos públicos, la estabilidad garantizada sin importar el desempeño, las políticas asistenciales a cualquier costo y, en definitiva, el estrangulamiento del oxígeno que mantiene vivo al espíritu emprendedor.










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